Editorial: Es posible otro discurso migratorio
Los pasados 29 y 30 de mayo, las elecciones municipales en diversas ciudades italianas deparaban una grata sorpresa. En Milán, Silvio Berlusconi había disparado su artillería mediática acusando al que finalmente salió elegido para alcalde, Giuliano Pisapia, de querer hacer de Milán una gitanópolis, llenarla de mezquitas, de ser un fan de Al Qaeda, y todo un rosario de barbaridades xenófobas. El método se había mostrado, hasta el presente, infalible para cosechar votos. Su aliado de la Liga Norte es campeón en esas lides. El populismo xenófobo, acusando a las personas extranjeras de ser la causa de los problemas de nuestras sociedades, venía dando réditos electorales y es algo que en Europa se practica, urbi et orbe, sobre todo cuando llegan las citas electorales... leer más