TRABAJADORAS DEL HOGAR DE ORIGEN EXTRANJERO: Peores condiciones socio laborales y mayor discriminación y acoso.

Publicada 27 de Junio de 2019 09:22

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Este trabajo, llevado a cabo entre enero de 2018 y febrero de 2019, trata de explorar la situación socio laboral y la discriminación que sufren las trabajadoras del hogar de origen migrante en el territorio Gipuzkoano que cuenta con 138 entrevistas semiestructuradas de carácter cuantitativo y 9 entrevistas cualitativas a mujeres trabajadoras del hogar, migrantes y no migrantes. El estudio se ha llevado a cabo por investigadoras de SOS Racismo Gipuzkoa adscritas al Departamento de Psicología Social y Metodología de las CC.CC. de la Universidad del País Vasco, con el apoyo del Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco para la primera fase y con el apoyo de la Dirección de Derechos Humanos de la Diputación de Gipuzkoa para finalizar la investigación.

Trabajadoras HogarSegún datos recientes, en la Comunidad Autónoma del País Vasco, 115.559 personas necesitan el cuidado de otra persona para realizar las actividades de la vida cotidiana. Es decir, el 5,3% de la población residente en viviendas familiares. De ellas, 77.580 personas precisan ese cuidado de manera diaria (Mosquera, Martín y Larrañaga, 2018).

La migración de las mujeres no es ajena a las necesidades del mercado de las sociedades receptoras y en la actualidad, está profundamente condicionado a las propias estructuras (en crisis) del sistema de cuidados de los llamados Estados del Bienestar. La conexión entre provisión de cuidado y la migración internacional femenina es la base de la actual solución de muchos Estados europeos que utilizan las políticas de migración para satisfacer la demanda de cuidados que los Estados mal cubren a través de sus cada vez más escuálidas políticas públicas.

Dichas mujeres trabajan en hogares privados cuidando de personas dependientes que necesitan apoyos constantes y/o asistencia constante las 24 horas del día para garantizar un bienestar físico y psicosocial.

Los resultados del estudio muestran que, la formación académica de las participantes es media alta. El 13.9% tiene formación primaria y un 19.4% habría finalizado la secundaria. Por su parte, el 27.8% de las participantes habría cursado bachillerato, un 15.7% algún grado medio y el 23.2% tendría estudios superiores universitarios, tanto de grado como de postgrado. Únicamente el 25.3% tuvo la opción de revalidar los títulos obtenidos anteriormente fuera de España. Y en cuanto a estudios profesionales para el servicio doméstico, la mayoría (63.5%) no ha podido acceder al certificado de profesionalidad.

En cuanto al empleo, un 28.3% de las mujeres entrevistadas refieren estar trabajando a jornada completa, el 50.5% lo hace por horas y un 32.7% trabaja como interna, y aunque la mayoría (67%) trabaja en un solo domicilio (casi todas de internas), un cuarto de las entrevistadas (23.3%) trabaja entre 2 y 3 domicilios distintos y un 9.7% lo hace en 4 o más. La mitad de las empleadas (53.1%) tienen un contrato laboral en todos los domicilios en los que trabaja, mientras que el 18.4% expresa que sólo en algunos domicilios y un 28.6% no tiene ninguno. Además, en su trayectoria laboral previa, el 49.5% refiere haber trabajado sin contrato.

Teniendo en cuenta que muchas de ellas podrían acceder a esos ingresos a través de distintos trabajos en distintos domicilios, el 23.3% refirió ingresos inferiores a los 600 euros, un 11.7% entre 600 y 700 euros, el 18.4% entre 700 y 800, el 19.4% entre 800 y 900, el 14.6% entre 900 y 1000 y sólo un 12.7% supera la barrera del mileurismo, pese a que el 75% manifestó un alto grado de dependencia de su familia de los ingresos que ellas generaban. En comparación, las mujeres autóctonas tienen un mayor apoyo de sus familiares y más ayudas públicas para el apoyo para el cuidado de sus hijos.

En lo que a condiciones laborales se refiere, casi 4 de cada 10 no reciben pagas por vacaciones. 5 de cada 10 dice trabajar más horas de las regladas, no cobrar sus horas extras o cuando trabajan en fines de semana, así como consideran que su salario no se ajusta a la ley (54,7%). Igualmente, 6 de cada 10 expresa no poder disfrutar de bajas por enfermedad cuando las necesita. Casi 7 de cada 10 no recibe ningún plus por trabajar en el turno de noche. Además, el 36,5% de las trabajadoras afirma no poder disfrutar de las vacaciones correspondientes. Mientras que entre las mujeres migrantes un 32,7% trabaja como interna, ninguna mujer autóctona estaría trabajando en esta situación mientras que las autóctonas se caracterizarían por trabajar por horas (91,3% de las autóctonas versus 50,5% de las extranjeras).

Las mujeres extranjeras refieren en mayor medida trabajar más horas de lo que marca la ley, un salario menos ajustado a la legalidad y menos posibilidad de disfrutar de disfrutar de bajas por enfermedad cuando las han necesitado. Asimismo, reciben menos pluses por trabajar los fines de semana en comparación con las autóctonas (21,7% versus 42,1%). Diferencias expuestas, encontramos congruente que las trabajadoras autóctonas muestren mayor satisfacción con el empleo que las extranjeras

En relación a las situaciones de acoso y discriminación, En relación a las situaciones de acoso y discriminación que han vivido en su trayectoria laboral, aún habiendo encontrado casos en ambas, encontramos diferencias entre trabajadoras autóctonas y extranjeras, ya que las mujeres extranjeras 2 de cada 10 expresa haber sido agredida físicamente y recibido tocamientos. Casi 4 de cada 10 menciona haber sufrido amenazas e insinuaciones sexuales o maltrato verbal sexista/machista. Casi 5 de cada 10 denuncian haberse sentido ignoradas, haber notado miradas, expresiones negativas u otras actitudes de rechazo por su aspecto físico y 5 de cada 10 haber recibido insultos mientras desempeñaban su trabajo. Si comparamos estos datos con la muestra de las mujeres autóctonas, encontramos que, aunque muchas de las situaciones de acoso también son vividas por el colectivo local, las mujeres extranjeras reciben sistemáticamente más insinuaciones sexuales (25% autóctonas versus 37,2% extranjeras), más insultos (37,5% autóctonas versus 55,8% extranjeras), se sienten más a menudo ignoradas (46,2% extranjeras versus 16,7% autóctonas) más amenazas (8,3% autóctonas versus 36,6% extranjeras), más agresiones físicas (0% autóctonas versus 25,5% extranjeras), más tocamientos (20,2% versus ningún registro entre las autóctonas entrevistadas) y más maltratos verbales machistas (36,6% extranjeras versus 12,5% autóctonas). Además, son objeto de situaciones de discriminación ancladas en su perfil étnico. 7 de cada 10 expresa que le han hecho sentir que quita el trabajo a las mujeres autóctonas. 5 de cada 10 ha recibido agresiones o insultos por sus costumbres o lugar de origen y 4 de cada 10 actitudes hostiles en referencia a su color de piel o rasgos. Igualmente, casi cuatro de cada diez refiere haber sido amenazada con su situación de extranjería.

El presente informe, supone una nueva contribución para denunciar las situaciones abusivas laborales y la discriminación que sufren las trabajadoras del hogar de origen extranjero que trabajan en el territorio.

Desde SOS Racismo Gipuzkoa, queremos recomendar a la institución llevar a cabo campañas públicas de información donde el trabajo de cuidados se visibilice, y en especial, a las trabajadoras extranjeras empleadas en el sector, y donde se recuerde a la parte empleadora que debe respetar sus derechos. Por otro lado, creemos que la diputación Foral debe hacer efectiva la supervisión de las condiciones en las que se ejercen los cuidados que ya tiene prevista en el Decreto Foral del 12 de diciembre de 2017.

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