Percepciones, valores y actitudes de la población vasca hacia la inmigración extranjera

Percepciones, valores y actitudes de la población vasca hacia la inmigración extranjera

Comunidad Autónoma del País Vasco. Diciembre 2004

Ikuspegi. Observatorio Vasco de la Inmigración

1. La inmigración extranjera

1.1. Conocimiento, percepción y valoración del volumen de la inmigración extranjera

En general, la percepción que tiene la población vasca del volumen de inmigrantes extranjeros residentes en la CAPV es de un volumen superior al real. Por término medio se considera que el 11% de la población vasca y el 16% de la española es de origen extranjero. Si tenemos en cuenta que la proporción de extranjería, según datos de Padrón de 1 de enero de 2003, ascendía al 2,33% del total de la población vasca y al 6,24% de la población española, podemos comprobar cómo los encuestados cuantifican este porcentaje en valores bastante superiores a la realidad, multiplicando hasta por cinco el número de extranjeros residentes en la CAPV y casi por tres el del resto del Estado.
Además de una percepción del volumen de extranjeros residentes superior a la real, la ciudadanía vasca percibe un incremento rápido de este volumen en los últimos años. La gran mayoría de la sociedad vasca, el 85% o más, dice que la inmigración ha aumentado mucho o bastante.
En referencia a la presencia de inmigrantes en su barrio de residencia, el 66% de la población encuestada dice vivir en barrios con escasa presencia de personas inmigrantes. Esto contrasta con la percepción de una inmigración mayor de la real y con la del importante aumento en los últimos años.
El sexo, aparece como factor discriminante, pues hay una diferencia casi del 10% en las respuestas entre varones y mujeres con respecto a la percepción de la inmigración en el barrio: mientras los hombres dicen vivir en un barrio con pocos o ningún extranjero en un 70%, las mujeres lo hacen en un 61%.

1.2. Efectos percibidos sobre la sociedad receptora

1.2.1. Efectos sobre la economía

Ante la pregunta: ¿En términos generales, diría Ud. que la llegada de inmigrantes tiene efectos positivos o negativos para la economía?, y una escala de respuesta del 0 al 10, donde 0 significa “muy negativos” y 10 “muy positivos”, la puntuación media obtenida entre todas las personas entrevistadas es de 5,65. Es decir, los efectos tienden a valorarse en términos ligeramente positivos, pero sin decantarse por un posicionamiento rotundo.
En relación a cuestiones concretas, presentamos los porcentajes de las personas que se muestran “muy de acuerdo” o “de acuerdo” con diversas afirmaciones.

1.“Todos los países se beneficiarían si las personas pudieran circular libremente. Casi dos de cada tres personas encuestadas están de acuerdo con esta afirmación, pero debe tenerse en cuenta que casi el 20% lo está en contra. Los hombres manifiestan su acuerdo más que las mujeres (67% frente al 62%).

2.* “Los inmigrantes permiten que la economía funcione mejor al ocupar puestos de trabajo que la población autóctona no quiere”*. De nuevo una mayoría de la población encuestada está de acuerdo en los beneficios económicos de la inmigración (63%). El porcentaje del desacuerdo es del 17%.

3. “Las personas que vienen a vivir y trabajar permiten cubrir puestos de trabajo que no se cubren con la gente de aquí”. Pregunta similar a la anterior, pero con diferencias significativas a juzgar por el diferente resultado obtenido. En este caso el acuerdo supera con creces al del ítem anterior: el 80% frente al 63%. ¿Por qué, si se dice prácticamente lo mismo? Hay dos diferencias con respecto a la afirmación previa: el carácter más agresivo de la primera al indicar que los inmigrantes cubren puestos que la población autóctona “no quiere” (frente a una formulación más aséptica en este segundo caso) y la consideración de que esto es beneficioso para la economía. Se acepta que los inmigrantes cubren puestos que no se cubren aquí, pero se es más reticente en valorar positivamente esta situación, atribuyendo un efecto beneficioso a la incorporación de trabajadores extranjeros.

4.* “Por lo general la llegada de personas que vienen a vivir y a trabajar perjudica más a los pobres que a los ricos”*. También se percibe que los beneficios de la inmigración no se reparten por igual entre la sociedad receptora, perjudicando más a la población más desfavorecida que a los más pudientes (66% de acuerdo y 22,5% en desacuerdo).

5. “Por lo general los sueldos bajan como consecuencia de la llegada de personas que vienen a vivir y a trabajar”. En la misma línea que el ítem anterior, éste se refiere a efectos de la inmigración extranjera sobre los estratos más vulnerables de la sociedad receptora: los pobres y los trabajadores. En este caso, sin embargo, hay una polarización en las respuestas aún cuando domina la respuesta en contra de esta afirmación: 40% de acuerdo y 47% en desacuerdo. Cabe decir que el hecho de que sea mayor el número de personas encuestadas que está en contra de esta afirmación rompe una tendencia tradicional del imaginario colectivo: la de pensar que la inmigración favorece el descenso de los salarios. En contra de esto, cada vez es más clara la tendencia a pensar que la incorporación de trabajadores extranjeros a una sociedad es más beneficiosa que perjudicial, económicamente hablando, aún cuando los diferentes sectores de población autóctona se beneficien de estas ventajas en distinto grado.

6. “Los inmigrantes se benefician excesivamente del sistema de protección social”. Otro de los temas socialmente recurrente. Casi la mitad de la ciudadanía vasca opina que esta afirmación es cierta. También en este punto se percibe una cierta dicotomización entre las personas encuestadas, pues cerca del 35% se manifiesta en contra de esta afirmación.

7. “Los inmigrantes pagan más impuestos de lo que luego reciben”. El dato más relevante en esta ocasión no es tanto cuántas personas están o no de acuerdo, sino el porcentaje de los que no contestan: el 24,3% de la CAPV. Es como si hubiéramos dado con un punto ciego en el acervo disponible de información, ante lo cual la sociedad vasca mantiene un grado elevado de cautela, porque a la no respuesta habría que añadir un 11% que no se define, no mostrando acuerdo ni desacuerdo.

1.2.2. Efectos sobre la cultura

En lo que se refiere al aspecto cultural, la sociedad vasca percibe que la incorporación de personas extranjeras a una sociedad dada tiene efectos culturales positivos. No obstante, la puntuación media se sitúa en un 6,28 sobre 10, lo cual no arroja una opinión favorable de rotundidad indiscutible. Con todo, la opinión favorable sobre la diversidad cultural supera a la opinión favorable en relación a la economía. En cuanto a los diferentes grupos, los hombres tienen una visión más positiva que las mujeres de los efectos culturales de la inmigración, efectos considerados como enriquecimiento cultural.
Siguiendo en el terreno de las generalidades, el 71% de la población encuestada cree que es bueno que una sociedad esté formada por culturas, etnias y religiones diferentes. Un 12,1% manifesta su desacuerdo y un 14,2% no se define. El modelo de pluralidad cultural, al menos a un nivel teórico, goza de buen predicamento en la CAPV, modelo que deberá ser contrastado, de todas formas, con otros aspectos menos normativos, más cercanos a las vivencias cotidianas de la población y, probablemente, más problemáticos. Como era de esperar, estos datos anteriores chocan ligeramente con los resultados de la pregunta en la que se plantean las ventajas de la homogeneidad lingüística. Aunque la cuestión consultada no cierra las puertas a una concurrencia y convivencia de lenguas en un determinado espacio social, sí aboga por la preeminencia comunicativa de una determinada lengua, común a toda la sociedad.
El 80% de la CAPV aboga o está de acuerdo con que se hable al menos una lengua común y el 12,7% manifiesta su desacuerdo. Se observa una fuerte homogeneidad en todos los grupos analizados. Desde esta respuesta tan mayoritaria es difícil concluir si el acuerdo con la existencia de una lengua común entra en contradicción con las respuestas de las anteriores cuestiones y, sobre todo, con la que se mostraba de acuerdo con la pluralidad cultural como elemento benéfico, constituyente y constitutivo, de las sociedades.
Esta apuesta de la sociedad vasca por la pluralidad parece ratificarse si atendemos a las respuestas en las que un 71,6% asevera estar en desacuerdo con los supuestos riesgos que para nuestro estilo de vida acarrean las prácticas religiosas de los inmigrantes. Parece que la sociedad vasca, mayoritariamente, no se preocupa excesivamente de la influencia religiosa en lo social y, en este caso, de las prácticas religiosas de los inmigrantes. O bien la religión no se plantea como problema o bien se considera que es algo que pertenece al ámbito privado o bien no se considera como elemento que influye y entra en contradicción con nuestro modo de vida. Así, el porcentaje de vascos que considera que estas prácticas ponen en peligro nuestro estilo de vida se reduce a un 15,2%.

1.2.3. Efectos sobre la educación

Ante la pregunta genérica de si se considera que la presencia de niños y niñas inmigrantes en la escuela puede ser enriquecedora, la respuesta es francamente mayoritaria: tres de cada cuatro encuestados así lo considera. Esta apuesta por la diversidad en la escuela(nótese que no se afirma sólo que es bueno que haya niños extranjeros en las escuelas, sino que es enriquecedora la diversidad que esta presencia supone) se reduce bastante cuando se habla de “cantidades” de niños y niñas extranjeros y de “calidad” de la enseñanza.
Ante la pregunta de si en los colegios donde hay muchos niños inmigrantes, la calidad de la enseñanza disminuye, ciertamente la mayoría de la población no está de acuerdo con esta afirmación, pero la realidad es que un 25% sí lo está, lo que choca con los resultados de la pregunta anterior. Todo ello, además, se inscribe en el plano de la ideas, no de los hechos reales. Téngase en cuenta, asimismo, que la existencia de niños inmigrantes en los colegios de la CAPV es aún una realidad minoritaria.
Cabe deducir que, para bastante gente, la presencia de niños y niñas extranjeras en las aulas es considerada positiva, siempre y cuando su número sea escaso; esto es, que estén en minoría numérica.

1.2.4. Efectos sobre la seguridad ciudadana

Ante la pregunta de si en general la llegada de inmigrantes afecta negativamente a la seguridad ciudadana, la gran mayoría, el 55% se muestra muy de acuerdo, o de acuerdo, frente al 29% que está en desacuerdo o muy en desacuerdo.

1.2.5. Efectos sobre la sociedad vasca

La sociedad vasca no percibe que “lo vasco” pueda estar amenazado por la llegada y asentamiento de personas extranjeras a la CAPV.
En lo referente al euskera, siete de cada diez personas afirma que el fenómeno de la inmigración extranjera no frenará el desarrollo de esta lengua ni que en los lugares donde ahora es mayoritario el aumento de la inmigración vaya a causar el descenso de su uso. Cabe indicar que en el caso de un rasgo cultural concreto, como es el euskera, la gente tiende a pensar que la inmigración no incidirá negativamente sobre él en mayor medida que si hablamos de aspectos más abstractos, como la identidad o el nacionalismo.
Pasando a un análisis pormenorizado los hombres estiman más que las mujeres que la llegada de personas extranjeras puede frenar las aspiraciones del nacionalismo vasco, si bien este acuerdo apenas supera el 20%, frente a un 64% de desacuerdo con esta idea.
También hay diferencias territoriales importantes a la hora de considerar los efectos de la inmigración sobre la identidad vasca. Siendo mayoritaria la respuesta contraria a considerar que la inmigración pueda amenazar la identidad vasca (en torno al 70%), una vez más son los hombres los que más se posicionan a favor de este punto de vista.
El tema lingüístico también es un ámbito de interés decisivo en un territorio donde subsisten dos lenguas propias y donde determinados sectores pueden estar preocupados por la influencia que la llegada de población extranjera inmigrante pueda ejercer en el desarrollo del euskara. Una vez más, salvo en el caso de Gipuzkoa, el grado de desacuerdo con la afirmación que hemos planteado a los encuestados supera el 70% y llega en el caso de Álava al 75,6%. El resto de variables analizadas se sitúan en torno a la media de la CAPV. Asimismo, una vez más, los hombres están más preocupados por la influencia de la inmigración en la lengua que las mujeres.
Por último, solicitamos a los encuestados si la llegada de inmigración afectará en aquellos lugares en los que el conocimiento y uso del euskara en los ámbitos cotidianos es mayoritario. Una mayoría de la población está en desacuerdo en que, incluso en esas zonas, influya negativamente la inmigración, con porcentajes siempre superiores al 70% y un 17% de acuerdo.

1.3.Condiciones de acceso para la inmigración extranjera

1.3.1. Libertad de acceso y origen de los inmigrantes

La población vasca muestra un grado de apertura diferente a la entrada de inmigrantes en función de su origen y hace depender de éste la adopción de medidas más o menos restrictivas a la libre circulación de personas. Con independencia de los orígenes de los inmigrantes, la libertad total de acceso sólo es defendida por la mitad de la población vasca, y eso sólo para un único caso: el de los nacionales de países comunitarios. Varias reflexiones cabe hacer al respecto.

- El hecho de que política y legalmente exista una comunidad de países (la UE) que mantiene la libre circulación de personas dentro de sus fronteras (el llamado “espacio de libertad, seguridad y justicia” consagrado por Tampere), parece no ser asumido completamente por la ciudadanía vasca. Entre los países de la UE existe, de hecho, la libre circulación de personas, y sin embargo un 49% de los entrevistados está en contra de dicha libertad, a juzgar por los resultados obtenidos.

- La libertad de circulación sólo es defendida por la mitad de la población vasca en el caso más favorable (en el que, además, existe de hecho tal libertad); para el caso más desfavorable sólo el 19% son partidarios. En casos intermedios hablaríamos de porcentajes entre el 20 y el 30%. Esta situación difícilmente casa con ese 64,5% que defendía las bondades de la libre circulación de personas vista en un apartado previo. En este caso parece corroborarse la hipótesis de que es más fácil asumir principios éticos generales, abstractos y lejanos a la vida real, y más difícil cuando éstos se materializan en personas, contextos y situaciones concretas, más cercanas a la realidad cotidiana de las personas.

- La población vasca, parece reacia a cualquier política de inmigración de “puertas abiertas”. La mayoría de la población (en torno al 70%) opta por imponer algún tipo de restricción a la entrada de extranjeros.
Atendiendo a los resultados en función del tipo de inmigración, también podemos hacer algunas consideraciones:

- Existe una jerarquización de preferencias en función de las características de los extranjeros;

- En la jerarquía de preferencias resultante de esta pregunta parece clara una estructura latente: las personas procedentes de países ricos son mejor aceptadas que las personas de países pobres, y las personas con rasgos culturales y étnicos más semejantes a los nuestros son mejor aceptadas que las más diferentes (asiáticos, negros y marroquíes). Parece claro, pues, que hay un doble eje que actúa como elemento clasificador: la clase social y la etnia.

1.3.2. Condiciones preferentes para el acceso

A continuación se presenta una serie de aspectos o características atribuibles a las personas inmigrantes y la evaluación que la sociedad vasca hace de éstas como criterios para facilitar su entrada en el país. La atribución de importancia de las características personales de los inmigrantes para el acceso al país no supera, en ningún caso, el valor 6,5. Teniendo en cuenta que se ha aplicado una escala de 0 a 10, donde 0 significa “ninguna importancia” y 10 significa “mucha importancia”, un 6,5 no es un valor excesivo y además sólo se atribuye a una característica: que la persona esté dispuesta a adoptar nuestro modo de vida. Hay una segunda característica que es valorada por encima del 5: que se tenga una cualificación laboral acorde con las necesidades de nuestro país. El resto de condiciones son poco valoradas realmente.
Esto quiere decir que, con independencia de que a unas características se le otorgue mayor importancia y sea preferible que los inmigrantes las cumplan para entrar en el país, lo cierto es que ninguna de las presentadas ha conseguido una alta valoración, por lo que podemos considerar que los ciudadanos y ciudadanas vascas no imponen condiciones importantes para el acceso al país. Atendiendo a las preferencias, sí se pueden percibir algunas diferencias. Las características consideradas más importantes son que la persona esté dispuesta a adaptarse a nuestras costumbres y que su cualificación laboral encaje bien con las necesidades de mano de obra de nuestro mercado de trabajo. Por el lado contrario, las características menos relevantes son el color de la piel, el dinero o que formen parte de la tradición cristiana y occidental.
Las características valoradas nos ofrecen unas preferencias que pasan por una inmigración funcionalmente positiva para nuestra economía y poco problemática, en la que importan menos las características de las que parte en origen que el deseo y disposición del inmigrante a adaptarse y cambiarlas si fuese necesario. Hay que decir, sin embargo, que en la mayor parte de las características señaladas las respuestas se dicotomizan bastante; esto es: aunque la media resulte un determinado valor, éste no representa el sentir general, sino un valor intermedio entre dos posiciones diferentes. Es el caso del nivel educativo, los familiares, hablar castellano y tener costumbres occidentales, en donde la diferencia de opiniones es más manifiesta. El ser de tradición cristiana, ser blanco o tener dinero reúne un sentir generalizado en relación a su escasa o nula importancia; y el estar dispuesto a adaptarse y tener cualificación apropiada, aún presentando diferencias de opinión entre los encuestados, también reúnen cierto grado de homogeneidad en su valoración como elementos importantes.

1.4.Condiciones de estancia y residencia

1.4.1. Condiciones para la plena aceptación

En el caso del mantenimiento de las pautas culturales, es destacable el alto porcentaje de vascos que se muestra en desacuerdo con el hecho de que los inmigrantes tengan que abandonar su cultura para ser aceptados con plenitud. Siete de cada diez entrevistados es partidario de que mantengan su propia cultura. Pareciera haber, no obstante, una cierta contradicción entre los resultados de esta pregunta y los de una pregunta previa, como era la valoración como importante del hecho que el inmigrante estuviera dispuesto a adoptar los modos de vida de la sociedad receptora. Cuando la cultura o la religión contravienen la legislación, las posiciones aparecen más matizadas, pues en este caso un 53,3% de la población vasca se muestra partidaria de que los inmigrantes abandonen su pauta religiosa o cultural.

1.4.2. Motivos para la expulsión

Si la comisión de delitos es considerada motivo suficiente para proceder a la expulsión del delincuente, no sucede lo mismo con la situación de desempleo en la que se pueda hallar el inmigrante. En relación a la comisión de cualquier delito, el 60,5% de la población vasca está de acuerdo en la adopción de este tipo de medidas expeditivas, mientras que un 25,4% está en desacuerdo o muy en desacuerdo. Nótese que casi dos de cada tres personas entrevistadas estarían de acuerdo en expulsar a una persona extranjera si ésta cometiese cualquier delito, independientemente del tipo y/o gravedad del mismo. Al contrario de lo que ocurría con el caso anterior, la mayoría de la gente opina que el desempleo no es motivo suficiente para la expulsión (un 66%).

1.4.3. Apoyo al inmigrante

El 64% (el 13% muy de acuerdo y el 51% de acuerdo) de la población encuestada manifiesta su acuerdo con que a los políticos les corresponde la labor de acomodación de la población extranjera frente al 32,6 que destaca su desacuerdo o que se mantiene neutral en este apartado.

1.5.Derechos de los inmigrantes

Encaminados a favorecer la integración de las personas extranjeras entre nosotros como ciudadanos iguales.

1.5.1. Asistencia sanitaria

El reconocimiento del derecho de los inmigrantes a disfrutar de una asistencia sanitaria en las mismas condiciones que la población autóctona es defendido por dos de cada tres ciudadanos vascos como derecho universal, con independencia de la situación administrativa en la que se encuentre cada persona. Es el derecho que recibe el mayor respaldo de todos los mencionados. Apenas 1 de cada 100 personas estima que los inmigrantes no deben disfrutar de ese derecho en ninguna circunstancia, conformando la negativa más baja de todos los casos planteados. La defensa de la sanidad como derecho universal es superior a la consideración de ésta como un derecho sólo si la persona se encuentra en situación regular. Nótese, además, que se habla de obtener asistencia sanitaria en las mismas condiciones que la población autóctona. Recordemos que la legislación vigente sólo consagra como universal la asistencia sanitaria de urgencia y la atención durante el embarazo y parto.

1.5.2.Escolarización de los hijos

El derecho a la escolarización pública de los hijos en las mismas condiciones que los autóctonos es el segundo más respaldado y el único, junto con el de la sanidad, cuya defensa universal es sustentada por más de la mitad de la población (55,4%). Otro 42% lo contempla sólo en el caso de población extranjera en situación regular.
Otro indicador que podemos utilizar para conocer cuestiones de derecho a la educación de los hijos en función de los deseos de sus padres, es la pregunta formulada sobre si se está de acuerdo en que los grupos culturales deberían poder educar a sus hijos en escuelas separadas, si lo desean. La mayor parte, pero sin llegar al 50%, se muestra en desacuerdo con el ejercicio de este derecho. Sin embargo casi un 34% está a favor. Se puede observar una disparidad de pareceres ante esta cuestión. También es cierto que el planteamiento de escuelas propias o de carácter grupal o étnico, en caso de desearse así, puede interpretarse de diferentes maneras: como un respeto a la diversidad y al derecho a mantener la propia cultura o como una oportunidad para la segregación y, por lo tanto, para el discurrir la vida en paralelo. Desconocemos cuál es la interpretación que hace cada encuestado al realizar su respuesta, sobre todo sin relacionarla con otras cuestiones que la puedan dotar de sentido, pero sabemos que sí hay diferencia de opiniones.

1.5.3. Ayudas sociales

El acceso a las ayudas sociales en las mismas condiciones que la población autóctona obtiene ya un menor respaldo social. Junto con la reagrupación familiar, el acceso a la vivienda y el ejercicio del voto, son derechos reconocidos no para todos, sino para aquellos que se encuentran en situación regular. En cualquier caso encontramos que se trata de un respaldo social verdaderamente importante, pues asciende a más del 90% la población que considera que los inmigrantes deben acceder a las ayudas en igualdad de condiciones que la población autóctona. Aún cuando sólo el 37% lo entiendan de forma universal, unidos al 57% restante que lo considera oportuno sólo para los regulares, entre ambos grupos la mayoría es absoluta y rotunda.

1.5.4. Vivienda

El acceso a la vivienda de protección oficial en las mismas condiciones que la población autóctona ya tiene más detractores. Aún cuando la mayoría entiende que sí deben acceder a este derecho, esta cuestión es la que presenta un mayor rechazo: casi el 13% de los encuestados niega esta posibilidad para los inmigrantes, sea cual sea su estatus legal y administrativo, lo cual supone el mayor nivel de negación de derechos, superando incluso al del voto.

1.5.5. Voto

Sobre el derecho al voto en las mismas condiciones que la población autóctona un 10% de la población vasca negaría ese derecho de forma terminante. Según la pregunta expresa por el derecho al voto, la proporción de personas que estaría en contra sería un 11%. Por el lado contrario, un 23% estaría de acuerdo en que los inmigrantes tengan derecho al voto igual que los nativos; el 30% estaría a favor del derecho al voto sin condiciones ni restricciones. En general, podemos decir que la sociedad vasca es partidaria de que el inmigrante extranjero ejerza el derecho al voto de forma absolutamente mayoritaria (más del 85%), si bien la mayor parte de los que respaldan este derecho lo condicionan a la concurrencia de factores como situación regular, residencia previa, etc.

1.5.6. Reagrupación familiar

“Traer a la familia más cercana” se incluía como uno de los derechos de los que podrían beneficiarse los inmigrantes. La sociedad vasca reconoce masivamente este derecho a los inmigrantes extranjeros, pero no para todos, sino principalmente para los que se encuentran en situación legal. No obstante, como ocurre con el resto de derechos enumerados, la gran mayoría de la población vasca reconoce estos derechos a los inmigrantes extranjeros en un porcentaje prácticamente totalizador, si bien se hace una diferencia importante entre los que se encuentran en el país de forma autorizada y controlada y los que no. Como en otros casos, la reagrupación familiar es reconocida como derecho por el 57% de los ciudadanos encuestados si los inmigrantes son regulares, y por un 31% más sin importar su situación administrativa; en total: el 88%. A pesar de ello, éste es uno de los derechos enumerados que más rechazo tienen, un 9%, dentro de la minoría que supone la negación de derechos en general. Recordemos que, desde 1996, la reagrupación familiar está reconocida como un elemento fundamental de integración y un derecho de los extranjeros residentes legalmente en España; derecho que pueden ejercer siempre que cumplan unos determinados requisitos.

1.5.7. Servicios de acceso gratuito

Sobre algunos servicios que podrían ser prestados a los inmigrantes por parte de la sociedad vasca de forma gratuita con la finalidad de facilitar su integración y la buena convivencia mutua, se trata de cuestiones como la enseñanza del castellano, del euskera, la asistencia jurídica, la formación profesional o las clases de su lengua materna.
Las clases de castellano son las que obtienen la puntuación más alta y en opinión del 53,5% se deberían ofertar con carácter universal a todos los inmigrantes, mientras que un 40% sólo se las ofrecería a los legales. Otro tanto ocurre con la asistencia jurídica y con el euskara. Lo contrario con el campo de la formación.
Un aspecto realmente interesante es lo que ocurre con la lengua materna de los inmigrantes. De entrada, un 24% se niega a ofertarla, el 35,8% es partidario de ofrecerla a todos los inmigrantes y un 32,2% tan solo a los legales. La negativa a ofertar la lengua materna se inserta en el modelo integracionista, cuando no asimilacionista, abierto a la enseñanza de la lengua propia pero no a la promoción de lenguas ajenas al territorio o propias de los inmigrantes.

1.5.8. Los derechos de los inmigrantes: jerarquía y condiciones

Para concluir este apartado sirvan algunas reflexiones generales.

- En general, la mayoría de la población vasca (más del 80%) está a favor de que los inmigrantes extranjeros disfruten de los derechos que les corresponden como ciudadanos, así como de que obtengan las condiciones más favorables para su integración en la sociedad vasca.

- Hay diferencias, sin embargo, en el reconocimiento de derechos en función de dos factores importantes: la situación legal de residencia y los propios derechos y servicios.

- Se puede observar un doble estrato. El primero atiende al carácter universal de determinados derechos, que sí deben suministrarse en plano de igualdad, y entre ellos sobresalen la asistencia sanitaria, que para un 65% de la población vasca debe ofrecerse a todos los inmigrantes y un 35% que estima que sólo a los legales. Asimismo, podemos observar la ínfima negativa que presenta la sanidad como derecho. Otro tanto ocurre con la escolaridad dentro de este primer estrato, aunque con un grado de universalidad menor: un 55% dice que a todos y el 42,4% que a los legales.

- A partir de estos derechos, tanto las ayudas sociales, el reagrupamiento familiar, el derecho a la vivienda y al voto entran en el segundo estrato, caracterizado por atribuirse de forma predominante a los legales y porque se incrementa la negativa a considerar estos aspectos como derechos. La sociedad vasca parece decir que mientras que la atención sanitaria y la escolaridad son prerrogativas mayoritarias de todos los seres humanos y por tanto fuente de derecho universal, el resto es un derecho de tipo aristocrático, más limitado y no universalizable, que corresponde tan sólo a los ciudadanos, a los legales. Se observa, pues, la forma en que el principio de ciudadanía afecta en la delimitación de los derechos. Así, para los vascos las ayudas sociales son privativas de los legales (57,3%, con una negativa del 5,3%), también el reagrupamiento (57% y un 9% de negativas), el acceso a una vivienda de protección oficial (56,7% y 12,8%) y, por último, el derecho al voto.

1.6.La política de inmigración

1.6.1. Actuación ante la inmigración irregular

Se ha consultado a la población vasca por el quehacer de las autoridades ante los inmigrantes residentes que carecen de una situación legal, y cuál es el espacio de la regularización. La regularización normalmente aparece relacionada con el ámbito laboral. Así, un 31% regularizaría a la población inmigrante siempre que tuviese trabajo y un 46,6% estaría dispuesto a que gocen de un periodo para la búsqueda de un puesto de trabajo y en el caso de que no lo obtuviesen serían partidarios de devolverles a su país. Un 15,5% de la población se muestra a favor de la regularización universal y un 4% opta por la expulsión directa de los inmigrantes.
El recurso a la posesión de trabajo funciona a modo de bálsamo, porque en el fondo se supone que tras todo movimiento migratorio domina el motivo económico y que la posesión del puesto de trabajo anula per se toda posible situación de incertidumbre, porque la acomodación es automática, todo está en su lugar y, en ese caso, la regularización es la contraoferta autóctona adecuada a esa situación. Las sociedades sobre todo anhelan el orden y, en el caso de la inmigración, éste se obtiene mediante la posesión de un puesto de trabajo, por la anulación de los no-lugares. Por el contrario, esta incertidumbre se incrementa con una situación laboral inestable, porque representa el desorden, los lugares vacíos de sociedad.

1.6.2. Actuación ante la concentración residencial

Las pautas de concentración-segregación residencial, sea propia o impuesta, son un factor que obstaculiza la convivencia y la interacción entre comunidades o grupos diferenciados; la formación de enclaves étnicos cerrados es uno de los mayores peligros para la interculturalidad. No obstante, la creación de enclaves étnicos tiene también sus lecturas positivas desde otras perspectivas: favorece el mantenimiento y transmisión de la cultura de origen y ofrece soporte afectivo y redes de autoayuda.
Para la sociedad vasca está claro que la concentración residencial obstaculiza la integración.

1.6.3. Política de “inmigración 0”

Como parte de la política de inmigración, el cierre de fronteras (total o casi) es considerado por alguna gente como una posibilidad real para evitar problemas a las sociedades receptoras. Casi un 70% de la población vasca no está de acuerdo con el “cierre de fronteras”. La población vasca no percibe que los problemas se puedan resolver anulando el contacto, y parece dispuesta a admitir que éste generará ineludiblemente situaciones que requerirán confrontación y ajustes sociales. En cualquier caso hay un sector importante, cercano al 17%, que sí considera que lo mejor sería frenar la inmigración.

1.7.Valoración general de los movimientos migratorios

Es opinión dominante en la sociedad vasca que las sociedades ricas deben acoger en su seno a las personas que proceden de las pobres, opinión muy dominante porque un 75% de su población muestra mucho acuerdo o su acuerdo con la citada cuestión. El desacuerdo y la indiferencia rondan el 23%. Ahora bien, este posicionamiento no parece coherente con el resultado de la siguiente cuestión, en la que se pregunta si hay o no un límite aceptable de cantidad de personas diferentes, según religión, etnia, raza, etc., en una sociedad. La diferencia de resultados muestra ineludiblemente la transición de los derechos abstractos a las realidades concretas, de tal forma que entre la teórica, libre circulación de las personas y el asentamiento concreto, en nuestra sociedad hay una diferencia constatable.
El 41,9% de la sociedad vasca está o muy de acuerdo o de acuerdo con la suposición de que existe una cuota a partir de la cual es difícil incorporar nueva población (“umbral de tolerancia”), frente a un 38,6% que estaría en desacuerdo o muy en desacuerdo con la existencia de tal límite. En temas tan controvertidos como éste, es interesante observar el incremento que se da en las no-respuestas. Lo cierto es que la sociedad vasca está dividida en relación a esta cuestión. En términos generales parece que la sociedad vasca emite unas señales quizás necesariamente ambivalentes ante un fenómeno que, por un lado, no es cuantitativamente muy relevante todavía entre nosotros y, por otro (y quizás por lo anterior) no ha desarrollado todavía unas formas nítidas de cara a abordar la inmigración, ni ha concretado su forma de interacción.

2. Los Inmigrantes

2.1. Identificación del inmigrante

La pregunta se formuló de la siguiente manera: “Cuando se habla de inmigrantes extranjeros que viven en España ¿en quién piensa Ud. de manera inmediata?”. El término inmigrante recoge de forma mayoritaria la imagen del magrebí, expresado de formas diferentes, seguido del colectivo latinoamericano. Un 42% afirma que la palabra inmigrante la asocia de forma espontánea a marroquíes, magrebíes, argelinos o “moros”. Casi un 23% se refiere a la población latinoamericana en general (latinoamericanos, sudamericanos y ecuatorianos) y un 12,5% piensa en población del África negra.

2.2. Diferencias entre grupos de inmigrantes

De todos es sabido que la sociedad utiliza muy frecuentemente los estereotipos como definiciones de un otro que apenas se le conoce o se le ha tratado; definiciones que nos sirven para hacernos una idea de lo que el otro es y de lo que se puede esperar de él; definiciones prejuiciadas en el sentido de que son previas al juicio (al conocimiento real del otro) y que se conforman y difunden muchas veces mediante procedimientos que se escapan a la mayoría de los ciudadanos. Los estereotipos, además, suelen generar simpatías y antipatías, en función de los contenidos otorgados a las identidades de los grupos estereotipados, esto es, a las características que, supuestamente, identifican a cada uno de los grupos definidos. Todos tenemos una idea de cómo son los marroquíes, los latinoamericanos, los chinos, los norteamericanos…; y probablemente muchos de nosotros apenas conozcamos personas reales de estas nacionalidades u orígenes. Sin embargo sentiremos, en función de esas características atribuidas por el estereotipo, mayor simpatía, cercanía, atracción, etc. por unos grupos que por otros.

2.2.1. Preferencias para el acceso

A juzgar por los resultados sobre libertad de acceso y origen de los inmigrantes, éstos son percibidos de muy diferente forma cuando para unos se acepta la libertad total de acceso y para otros se pretende que éste sea restringido. Como decíamos más arriba, existe una jerarquización de preferencias en función de las características de los extranjeros; las personas procedentes de países ricos son mejor aceptadas que las personas de países pobres, y las personas con rasgos culturales y étnicos más semejantes a los nuestros son mejor aceptadas que las más diferentes. Parece claro, pues, que hay un doble eje que actúa como elemento clasificador: la clase social y la etnia

2.2.2. Predisposición al contacto

En términos generales, a los vascos no parece importarles mucho tener relaciones de vecindad o de trabajo con extranjeros, si bien se vuelven a percibir diferencias entre grupos dentro de la escasa importancia. Sólo en un caso, las puntuaciones medias superan el 5: el de que un hijo o hija se case con un marroquí.
En el caso de los inmigrantes extranjeros como vecinos, los que más importan y los que en consecuencia mayores valores presentan vuelven a ser los marroquíes, que si bien no llegan al nivel a partir del cual deberíamos considerar que comienzan a importar (valor de 5), si denotan una cierta preocupación. A continuación se sitúan los rumanos y los africanos negros, con un 2,9 y 2,8 de media en la importancia o preocupación que generan. A continuación, vienen los colombianos, chinos y ecuatorianos. Por último, los norteamericanos, argentinos y personas de la UE. Los argentinos no siguen la pauta latinoamericana, y pareciera que para los vascos son asimilables a los europeos o norteamericanos.
En el caso de que el inmigrante extranjero sea tu compañero de trabajo, el nivel de importancia aumenta con respecto al tener extranjeros en el vecindario. Una vez más, son los originarios del Magreb los que más preocupación generan en todas las variables analizadas.
En cualquier caso, con base en la acumulación de datos que hemos entrevisto hasta el momento, es digno de reseñar que la sociedad vasca además de identificar a los magrebíes siempre por encima del resto de los orígenes, no parece apreciarlos ni para sus relaciones estables ni para las situacionales.
Mayor temor genera si cabe la posibilidad de tener como jefe a un inmigrante extranjero. La única jefatura no discutida, o parcialmente no discutida, es la ejercida por personas de la UE y, más lejos, por los de origen argentino. Incluso, los norteamericanos importan ligeramente como jefes. Esta ligera resistencia ante los norteamericanos, a comparación de los virtuales jefes de la UE o argentinos, puede basarse más en una discrepancia ideológica. Al contrario, la intensificación que se da ante el resto de grupos de origen se asemeja más a una cuestión de status. El status parece el convidado invisible en este cuadro, porque si bien algunos orígenes creaban recelos como vecinos o como compañeros de trabajo, como jefes intensifican su temor entre los autóctonos, que parecen negarse a ser dirigidos por inmigrantes extranjeros de estos orígenes.
A medida que la situación planteada afecta más íntimamente o es más cercana vivencialmente se incrementa el grado de importancia que genera la situación planteada.
El grado de recelo, importancia o temor, o como acertemos en denominarlo, crece para casi todos los grupos en el supuesto de que un hijo o hija decida casarse con un originario de …. En este caso, sólo se acepta o no genera tensión psicológica ni preocupación personal la posibilidad de que se contraiga matrimonio con un ciudadano de la UE.
El matrimonio con los extranjeros dispara el nivel de importancia, y grupos de origen o nacionalidad que hasta ahora parecían ser más soportables o tolerables invierten su sentido en este supuesto.

2.2.3. Interés atribuido por integrarse

Casi un 70% de los vascos considera que los magrebíes no tienen interés en integrarse, mientras que un 23,5% estima que manifiestan bastante o mucho interés por integrarse. A una distancia relativamente importante, de 10 puntos, seis de cada diez vascos estima que los rumanos no muestran interés por integrarse y casi tres afirman lo opuesto. En parámetros muy similares a los de los rumanos sitúa la sociedad vasca a los chinos. Un 58% dice que los chinos no desean integrarse o no muestran el interés suficiente frente a un 32% que si lo desearía. La imagen de los africanos negros está menos polarizada que la de los grupos anteriores, con unos porcentajes de 56% y 36% respectivamente.
La visión y por tanto la adjudicación de interés en la integración se modifica para dos tipos de casos: Por un lado, los ciudadanos de la UE. El 28% de la sociedad vasca afirma que no desean integrarse, mientras que el 65% estima que sí. Por otro lado, y este sí es un caso de una cierta relevancia sociológica, la sociedad vasca estima que más de la mitad de la población originaria de Colombia desea integrarse frente a un 40% que asevera que no lo pretende. En el caso de los ecuatorianos esta inversión de cifras es más acusada: seis de cada diez vascos creen que los ecuatorianos muestran bastante o mucho interés por integrarse frente a más de tres que dicen que no lo persiguen.
Sea por la cercanía o la similitud cultural con estos grupos sea por su más aceptable saliencia étnica, pero la sociedad vasca prefiere este tipo de inmigración extranjera y, por tanto, le adjudica un interés por la integración superior e inverso al del resto de los grupos nacionales. Aceptado que la inmigración es un proceso imparable, se prefiere que sean los latinoamericanos y, dentro de estos, los ecuatorianos, los que inmigren a la sociedad vasca. Es una demostración implícita de preferencia, consistente en adjudicar un interés de integración a los grupos preferidos –escogidos– por los autóctonos. Usando una imagen un tanto forzada, es como si fuera la misma sociedad vasca la que definiera el contenido étnico/nacional del cupo de inmigrantes que se desea que llegue a la CAPV.

2.2.4. Simpatía

En términos generales, puede afirmarse que, excepto los magrebíes, el resto de orígenes es visto con un grado variable de simpatía. Los magrebíes son valorados con 3,92, y son los que mayor grado de antipatía o no-simpatía gozan para los habitantes de la CAPV. Los norteamericanos (4,89), africanos negros (4,96) y asiáticos (5,01) rondan el aprobado, el límite entre simpatía/antipatía, pero, por un lado, se distancian de los marroquíes y, por otro, no llegan a los niveles de simpatía de los europeos y latinoamericanos en general. Las personas originarias de la UE son las que gozan de mayor simpatía (6,42) y a distancia de ellos se sitúan los europeos del Este (5,37). Por otro lado, los argentinos son también vistos con simpatía (6,08), así como los colombianos (5,25).
Es indudable que en términos generales la sociedad vasca no siente simpatía por la población magrebí, lo que posteriormente afecta en su definición social de tal población. Como afirma el teorema thomasiano, cuando algo se percibe o define de una determinada manera, la definición afecta en las subsecuentes imágenes que se tengan de tal situación.
Por sexos, las diferencias son de matiz. Las mujeres, excepto a los norteamericanos, siempre valoran menos que los hombres el resto de los orígenes. Esta también es una constante que puede observarse a lo largo de este texto, la menor valoración que las mujeres adjudican a la inmigración extranjera en los diferentes apartados y el menor grado de apertura que presentan ante la inmigración. Aunque es una diferencia de matiz o de leve acentuación, es una diferencia constante.

2.3. Conocimiento / Contacto

El ámbito de las amistades es el que más contactos ha propiciado con los inmigrantes extranjeros para casi un 27% de la población vasca. A distancia se sitúan las relaciones de vecindad, ser compañero de trabajo, relaciones de ocio, etc…
Se puede observar que el contacto se restringe a unos ámbitos reducidos y que el contacto no es muy intenso, aunque sí es relevante que más que una cuarta parte de la población diga mantener relaciones con inmigrantes en sus relaciones amistosas e incluso en sus relaciones de ocio (el 13%), ámbitos ambos de elección.
Asimismo reseñamos el hecho de que un 10% declara tener relaciones sentimentales o familiares con los extranjeros. En todos estos contactos, normalmente o en la mayoría de los casos las relaciones dominantes han sido con personas originarias de Latinoamérica.
Consultados los vascos sobre si estos contactos han mejorado, mantenido o empeorado su visión de la inmigración, vemos cómo en una gran mayoría de los casos la imagen que los autóctonos poseen de los inmigrantes se mantuvo igual, aunque no son nada desdeñables las situaciones en las que tal imagen mejoró significativamente. Así, en las relaciones de amistad, ocio, sentimentales o familiares, y las de compañeros de estudios o teniéndolos como empleados, tenemos valores cercanos o superiores al 40% que dicen que mejoró. En el resto de los casos, la mejoría de la imagen se ha operado entre un 27% y 40% de los casos.
Un ámbito realmente relevante es el de las relaciones de vecindad. Un 60% de la población que ha tenido relaciones de vecindad con población inmigrante extranjera afirma que la relación se mantuvo igual, un 27% que mejoró, pero también es importante señalar cómo un 10% declara que, fruto de esta relación, la imagen empeoró.

2.4. Valoración del trato social a los inmigrantes

Un 41,6% de la población estima que la amabilidad es la forma dominante de trato con los inmigrantes en el País Vasco, un 12,3% sostiene que se les trata como a los autóctonos y un 42,6% en diversas formas que van desde la indiferencia hasta la agresividad, pasando por la desconfianza y el desprecio.
Todo ello nos lleva a cuestionar a los entrevistados sobre cuáles son en su opinión las razones que están detrás de este comportamiento de desconfianza, de desprecio y/o de agresividad.
Las razones más mencionadas de forma espontánea por la población vasca son la inseguridad ciudadana, el desconocimiento y los prejuicios, el miedo y la diferencia cultural. A continuación vienen otros motivos, pero el que sobresale es el que une inmigración a inseguridad ciudadana, al que un 23,4% le atribuye la responsabilidad de la respuesta de rechazo, y que es más de un 37% si le añadimos el miedo al inmigrante extranjero. El desconocimiento y la diferencia cultural son otro tipo de motivos para el 27%.

3. Los modelos de convivencia

En los últimos tiempos se habla mucho de la diversidad cultural como un rasgo de enriquecimiento de las sociedades, de dinamismo y de vida; así, las relaciones interculturales aparecen como las más enriquecedoras y factibles para asegurar una cohesión social difícil de conseguir en medio de la gran heterogeneidad que están adquiriendo las sociedades de inmigración.
Pero también la diversidad y el pluralismo se suele defender como el mejor entorno social para respetar el derecho de los sujetos individuales y grupales al mantenimiento de la propia cultura, sobre todo frente a los modelos asimilacionistas en los que el inmigrante abandona su cultura de origen a cambio de una cohesión social y de un supuesto reconocimiento como miembro de la sociedad de pleno derecho.
Las dificultades del pluralismo cultural estriban, sobre todo, en los límites que deben imponerse a la diferencia para evitar la fragmentación social y en los mecanismos prácticos para asegurar una interculturalidad real. No obstante, era necesario plantearse si realmente la ciudadanía vasca apoya el modelo de diversidad cultural que preconizan los movimientos sociales en torno al inmigrante y la inmigración, y hasta qué punto lo hace. Lo veíamos en un apartado anterior: el 71% de los encuestados considera que es positivo para una sociedad estar formada por diferentes culturas, etnias y religiones.
Por otro lado, también comprobábamos cómo los vascos no parecen estar de acuerdo con que los inmigrantes deban abandonar su cultura y costumbres para que puedan ser aceptados en la sociedad. El 70% opina de esta forma. Puede afirmarse que la sociedad vasca, en un porcentaje muy alto, abraza la idea de que la riqueza cultural es buena para la sociedad, por lo que, a la luz de sus respuestas, se aleja significativamente de planteamientos de homogeneidad cultural o religiosa.
El planteamiento asimiliacionista no goza de un apoyo mayoritario ni hegemónico, ya que sólo el 17% de la población vasca dice estar de acuerdo o muy de acuerdo con políticas asimilacionistas y homogeneizadoras.
La misma lógica, en parte, subyace a las respuestas dadas a la afirmación que asevera que se deben abandonar las partes de la religión o cultura que entren en conflicto con la legislación. Esta afirmación puede tener una doble lectura, e incluso puede inducir a una doble práctica social y política:

- La primera es la orientada a promover la homogeneidad cultural y religiosa, de tal forma que se utilice el conflicto o el supuesto conflicto entre prácticas culturales o religiosas de la población inmigrante y legislación local para supeditar la pluralidad existente a la pauta dominante y hegemónica de la sociedad de llegada. Esta práctica tiene como fin imponer restricciones culturales y religiosas en los grupos de inmigrantes.

- Una segunda lectura, es considerar que la legislación representa la orientación laica de la sociedad democrática y que desde su visión implícitamente republicana, independientemente del modelo de Estado, promueva la igualdad, permitiendo la pluralidad cultural pero siempre supeditada a la igualdad penal, a la vez que no permite la confusión interesada entre los planos cultural y penal, tendencia muy presente en conflictos en situaciones de pluralidad cultural.
Desde esta segunda lectura, todos los grupos, hasta el hegemónico de los autóctonos, debe supeditarse a la legislación, ya que ésta es universal y las prácticas culturales por el contrario relativas a grupos. En este caso, se piensa que sólo esa legislación permite el principio de igualdad cultural y de cohesión social.
El apoyo a la necesidad de supeditarse a una legislación común no tiene por qué entrar en contradicción con abogar por la diversidad cultural como enriquecimiento y como derecho individual y colectivo; sólo muestra el rechazo al relativismo cultural que impide un diálogo entre culturas. El problema que podría plantearse quizá es establecer cuál será la legislación común a la que se deberán supeditar todos. Parece que hay un sentir generalizado que esa legislación deberá ser la de la sociedad receptora. En cualquier caso, este es uno de los puntos débiles del pluralismo efectivo, pero cuyo debate desborda los límites de este trabajo.
Un 53% de la población está de acuerdo en que los códigos culturales de grupo deben supeditarse a la legislación común. Un 14% se muestra indiferente y un 30% declara su desacuerdo. Así, encontramos aquí otra de las cuestiones que dividen considerablemente a la sociedad vasca. La causa, sin embargo, puede ser que la cuestión de la inmigración y de la convivencia con los inmigrantes no está aún socialmente abordada en profundidad. Ante esto, la gente puede que no tenga las ideas muy claras y esto se manifiesta en las preguntas más complejas.
No deja de ser asombroso, sin embargo, que un 30% de la población esté en desacuerdo con que los inmigrantes tengan que abandonar aquellas partes de su cultura y religión que entren en conflicto con nuestra legislación, pues esta postura se acerca bastante al relativismo cultural. Sería interesante conocer los perfiles de quienes así han respondido a esta pregunta.
En cualquier caso cabe preguntarse si la apuesta por la diversidad que encontramos hasta el momento es verdaderamente una apuesta a largo plazo o, simplemente, una etapa transitoria hacia la homogeneización y asimilación de las sucesivas generaciones. La pregunta siguiente nos da una idea al respecto.
Esta es la impresión que parece derivar de la cuestión planteada, y en la que el 65% de la población vasca está de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación de que, en dos o tres generaciones, los descendientes de los inmigrantes terminarán siendo iguales que los de las poblaciones receptoras. Un 16% está en desacuerdo o muy en desacuerdo y a un 14% parece no importarle, porque no muestra acuerdo ni desacuerdo.
No podemos soslayar el hecho de que en este tipo de cuestiones se da por supuesto un hecho altamente discutible, consistente en pensar que la pauta autóctona permanece incólume e invariable mientras absorbe las pautas culturales de los inmigrantes. Es un esquema de integración ampliamente extendido, pero de difícil comprobación empírica y probablemente falso. Al menos, la mera interacción de pautas culturales debe afectar también de alguna manera a la autóctona.
Como consecuencia del análisis de estas cuestiones, parece poder afirmarse que la sociedad vasca presenta al menos una imagen expectante ante el hecho inmigratorio, ante el que no presenta necesariamente un esquema de integración asimilacionista a tenor de las respuestas dadas a las afirmaciones planteadas. Ahora bien, convendría realizar un análisis más pormenorizado de otras variables para determinar si la idea de que tarde o temprano la convergencia cultural absorberá las diferencias es una especie de bálsamo para no tener que formular abiertamente un esquema de integración homogeneizador.

Nota

Los resultados que aquí se exponen son un resumen del informe completo que puede consultarse en www.ikuspegi.org. En este resumen, por razones de espacio, hemos suprimido todos los gráficos y cuadros, así como todas las referencias al desglose territorial (Gipuzkoa, Bizkaia y Araba) y la mayoría de desgloses por sexos. Queremos destacar nuestro agradecimiento al Observatorio por las facilidades dadas para la publicación de este resumen y asumir cualquier responsabilidad si algunas de las cuestiones no quedan suficientemente claras en el resumen que hemos hecho.

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