Tierra firme

TIERRA FIRME

Natalia Díaz Martínez

«CUATRO PUNTOS CARDINALES» es un documental de dos horas sobre la inmigración. Se estrenó en febrero de 2002 en Madrid y tuvo una gran acogida de público. Esta idea surgió hace ya casi cuatro años, cuando en España se hablaba muy poco de esta realidad, cuando decir “inmigrante” era algo novedoso y hasta parecía que exagerado (“si sólo hay unos pocos”, se comentaba).
Yo soy guionista y al principio consideré escribir una película de ficción. Quería contar la historia de un inmigrante en alguna ciudad española. Una historia tierna, dramática, con toques de humor e ironía y, sobre todo, una historia que sacara a la luz la situación de tantas gentes invisibles a nuestros ojos. Una película, si está bien hecha, llega más rápido al corazón de los espectadores. Pero luego pensé que no. Que era mejor contar la realidad. Pensé que tenía que buscar un personaje real y darle su propia voz. Sólo que no quería hacer encuestas por la calle, o preguntar la opinión de políticos e instituciones. Quería ver al inmigrante, su rostro. Oír sus palabras, su voz. Entonces me vino una duda: ¿quién iba a ser el protagonista? ¿De qué país vendría? ¿De qué cultura? Quería hablar de todo y de todos y dudaba entre una y mil opciones. Por fin, se me ocurrió que el documental podría dividirse en cuatro partes. Cada parte hablaría de un personaje, o pequeño grupo de personajes, procedente de un país y una cultura distintos. Y además, un director distinto daría cuerpo a cada episodio.
Por fin, en enero del año 2002, una productora valiente (Morenafilms) se atrevió a lanzarse con el proyecto. Digo valiente porque hacer un documental está muy mal visto. Tanto, que pocas personas pueden decir que han visto uno y, mucho menos, en pantalla grande de cine (esto último era, y sigue siendo, mi objetivo: que los espectadores puedan ver documentales buenos en una buena pantalla de cine, a la hora que ellos elijan. Una quimera, supongo). Además, era valiente atreverse a producir una historia con una forma tan inusual, porque “4 puntos” tiene una curiosa estructura: cada capítulo se puede ver por separado, ya que cuenta una situación distinta. Pero, a la vez, los cuatro forman parte de la misma historia.
Se trata de un recorrido que comienza en el país de origen de una persona que se ve obligada, por circunstancias económicas o sociales, a abandonar su tierra. Entonces comienza toda una odisea. Conseguir el visado para salir, conseguir el dinero, hacer un recorrido que en ocasiones puede durar meses o, incluso, años. Esto es lo que cuenta “En el camino”, el primer episodio, cuyos protagonistas son nigerianos. Un día, esta persona consigue llegar a la meta de sus sueños. O al menos eso cree. Sin embargo, tiene que enfrentarse con las durezas de la adaptación, de la consecución de papeles de trabajo y de residencia, de comprender una nueva cultura, de hacerse aceptar. “Mujeres de sol”, el segundo capítulo, es testigo del día a día de un grupo de mujeres dominicanas que viven en Barcelona y luchan por salir adelante.
Los años pasan y uno ha conseguido ya un trabajo más o menos fijo, tiene una casa y una familia. Unas veces porque se casa con alguien del país y otras porque se trae a la familia. ¿Se ha conseguido ya la integración, la convivencia? Estas son preguntas que se hacen los protagonistas de “Este”, un episodio que entra en las vidas de una comunidad de polacos y rumanos que llegaron a España hace más de 10 años. Por último, quedaba una última cuestión, para mí quizás la más importante: ¿y luego qué? ¿Qué pasa al cabo de los años, cuando el inmigrante ya cuenta con 15, 20 ó 25 años de estancia en un país? ¿Cuando sus hijos han crecido y son uno más en la nueva sociedad? ¿Hay regreso?
“Tierra Firme” es el capítulo que yo dirigí. Cuenta la historia de Lina Salazar, una activista política chilena que salió exiliada de su país para evitar una muerte casi segura y se refugió en Bélgica. Ahí siguió construyendo su vida. Venía con dos hijos de Chile y tuvo otros dos con un belga que conoció a los pocos años de llegar. Para mí era importante mostrar en el documental de “4 Puntos” que las razones para dejar un país son múltiples pero que, en última instancia, todos sufrimos con el desarraigo, sean cuales sean las razones que nos sacaron a la fuerza de nuestro entorno, de nuestra familia y amigos. Para Lina, como para tantos otros inmigrantes, fue muy duro aprender un nuevo idioma, no por placer, sino porque estaba obligada si quería sobrevivir. Fue duro sentirse expulsada y que su pasaporte lo marcaran con un sello que decía “apatriada”, sin patria. Difícil adaptarse a una cultura del frío en el clima y el frío en el trato humano. O al menos así lo sintió ella. Porque al final ha hecho amigos en Bélgica, no sólo belgas, sino de otras culturas, de otras razas. Poco a poco se ha ido encariñando con ellos. Y ahí es cuando uno empieza a echar raíces.
La pregunta esencial que se plantea al final del documental es ésta: ¿quién soy yo, ahora que empiezo a desarrollarme en otro país, ahora que me siento persona en esta tierra? ¿Puedo ser feliz aquí? Creo que lo que importa es que todos nos sintamos unidos por un mismo objetivo, que es desarrollarnos como personas de la mejor manera posible, con unas condiciones de dignidad y bienestar que todo el mundo se merece. Viajar, trasladarse, conocer nuevos países y culturas, nuevas gentes, no es malo ni negativo. Al contrario. Nos hace aprender, nos hace más abiertos y tolerantes. Todo depende de las condiciones en que se haga.
Dice Lina en un momento: “Todo lo que se hace a la fuerza, cuesta mucho aceptarlo. El amor no nace así, de la noche a la mañana. Se hace con cosas, con palabras, con sentimientos, con olores, con colores…” Para que esto sea así, hay que encontrar los amigos, la familia y el entorno que nos dejan poner tierra firme a los sentimientos. Tierra firme para las raíces, en el país de origen o en el país de acogida. En cualquier caso, un lugar donde uno se pueda sentir más libre.
Hasta el momento los comentarios han sido muy buenos. La gente no está acostumbrada a ver historias de inmigrantes, del tipo que sea, excepto por los reportajes que salen en televisión. Está llamando mucha gente a la productora para pedir el vídeo, parece que ya han enviado unos 100 a asociaciones y ong’s.
Espero que la gente tenga oportunidad de ver “Cuatro Puntos Cardinales” en la televisión y en las salas de cine. Esto último es lo más difícil, ya que nadie piensa que la gente va a ver un documental al cine y los productores no quieren proyectarlo. Por eso, yo pido a todo el que lo vea que, si le gusta, lo difunda. Cuanta más gente pida verlo, mejor. No hay que dejar que hagan las estadísticas por nosotros. Es mejor no esperar a que las productoras o los cines decidan qué es lo que quiere ver el espectador. Mejor pedirlo, exigir que se nos cuenten historias y que se nos deje verlas a todos. Ojalá sea así.

Recuadro: Si estás interesado/a en el vídeo del documental para su difusión en organizaciones o instituciones, puedes ponerte en contacto con la productora en Madrid. Morenafilms, (34) 91 700 2780 (preguntar por Gema Fouz).

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